lunes, 12 de septiembre de 2016

Séptimo y octavo día. Despedidas y viaje a Amberg




Ayer fue un día tranquilo; por la mañana quedamos los españoles en el instituto a las 12.30 (primera mañana que se ha podido descansar en una semana), y tras dar un paseo, se decidió comer en un restaurante italiano donde te preparaban la comida en directo.

Después le ha llegado el turno a las compras: recuerdos para la familia y amigos, chucherías y comida en el supermercado para el día de tren de hoy, y despedida del grupo hasta hoy por la mañana.



Llegó el momento de marcharse a su casa, aunque los chicos españoles, junto con los profesores y Oliver (el italiano que hemos adoptado), prefirieron pasarse por un pub irlandés para ver un partido de la liga inglesa. Tarde de fútbol y de despedidas. Había llegado el momento de decir adiós a las familias.

A Alba la invitaron a cenar a un restaurante cerca del mar con su hospedadora, Josefin, y su compañera en la casa, la italiana Francesca. Le compraron comida para el tren y la madre le regaló un colgante para que se acordara de ellos. ¡Un bonito detalle que no olvidará!

Las familias han sido muy atentas; también Alejandro Pérez se encontró muchos regalos de despedida y le da pena marcharse; este sentimiento es compartido por todos, aunque es verdad que algunos como Elena tienen la suerte de continuar el viaje con su hospedadora Felicia y con Gloria, que también ha convivido con la familia. Muchas fotos de última hora (que ya veremos al llegar) y muchas anécdotas que contar en casa. ¡Van a estar un mes poniéndoos al día!



Hoy está siendo un día muy largo; madrugón para llegar a la estación, en parte como compensación por el día de más en Suecia. Pero, ¿a qué se debe este cambio?

El convenio firmado por los cuatro miembros de la Erasmus + establece cinco días completos de trabajo en cada país; es decir, llegar a las 8 de la mañana y empezar ese mismo día las sesiones no está permitido, lo que implica que siempre haya un día de desplazamiento previo antes de comenzar con los cinco programados. En el caso de Suecia, fue el lunes el día de llegada (que no computa), y el domingo (ayer) sería el día de partida para poder empezar a trabajar el lunes en Alemania.



Pero si miramos el mapa, veremos que entre Gotemburgo y Amberg hay una distancia de 1200 km. Cierto que en coche se puede recorrer esa distancia en un día, pero la premisa de partida de nuestro proyecto era viajar en tren, mucho más sostenible y respetuoso con el medio ambiente. La única inconveniencia es que eso nos obligaba a pasar por Copenhagen y hacer un viaje de más de veinte horas, haciendo noche en el camino. Una verdadera paliza, pero si era la única opción, no quedaba más remedio que aceptarla y pensar que la noche del domingo se pasaría en algún albergue en la capital danesa para seguir viaje el lunes por la mañana y llegar por la noche a Amberg.

Así se fijó en el convenio que firmamos en octubre en Bérgamo teniendo en cuenta que entonces contábamos con los horarios y combinaciones de tren que las agencias internacionales mostraban en sus páginas webs, que en muchos casos eran ya los pertenecientes a la temporada otoño - invierno. Organizar un viaje de estas características con tanta anticipación (previsión necesaria para que todo cuadre bien y que no quede nada sujeto a la improvisación), implica también que en algunos casos no estén disponibles los horarios de las actividades que hemos planificado. que haya cambios por cierre de instalaciones o modificaciones de acceso, y por todo ello también tenemos que admitir cierta flexibilidad.

Lo cierto es que a medida que avanzaba el curso pasado, Peter nos iba informando de las combinaciones posibles de enlace ferroviario entre Suecia y Alemania.  Su padre trabajaba para la compañía de trenes nacional, y eso facilitó la búsqueda; un amigo de Peter, además, se encargó de explorar alternativas, rutas posibles y diferentes estaciones de enlace. Su trabajo fue tan eficiente y exhaustivo que consiguió reducir a un día el viaje de Gotemburgo a Amberg, evitándonos la molestia estancia en Copenhagen. Eso sí, a cambio tendríamos una jornada maratoniano de tren, comenzando a las 6 de la mañana hoy y llegando a nuestro destino a medianoche.




Y en eso estamos ahora mismo; ganamos el domingo pero hemos tenido que madrugar para estar en la estación de tren a las 5.30; de ahí a Copenhagen, donde hemos llegado a las 9.28. El siguiente tren, con destino Hamburgo,  llegó a la ciudad alemana a las 11.37. 


Allí hemos cenado todos juntos (sí, "cenado" porque en el tren será difícil hacerlo y porque seguimos con horarios europeos), y podéis ver por las fotos qué bien estamos llevando el día de viaje. 

Vamos ahora con destino Nuremberg, donde está previsto llegar a las 22.28. Esperemos que no haya retrasos, porque la última etapa,  que nos llevará por fin a Amberg, tiene la salida prevista a las 22.57. Media hora para cambiar de tren. ¿Nos dará tiempo?

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