viernes, 16 de septiembre de 2016

Décimo día. Primer "workshop" en Amberg y recorrido por la ciudad




El día comenzó con la recepción oficial en el Berufliches Schulzentrum Amberg, instituto al que pertenecen los estudiantes alemanes, y donde se desarrolló el primer "workshop" en suelo bávaro.



Tal y como Tanja planificó en la pizarra del aula de trabajo, se haría una puesta al día del proyecto para los nuevos miembros (puesto que los componentes germanos del equipo no son siempre los mismos; es decir, quienes viajaron con nosotros a Suecia no viajarán a Italia porque habrá otro grupo de viajeros, y aunque seguirán formando parte del proyecto, su implicación no será la misma). Era por tanto necesario una recapitulación general para que todos los asistentes a la sesión supieran en qué punto nos encontrábamos; se recordó también la importancia del diario coral donde recoger los avances del proyecto (este blog es parte de ese registro de actividades y acontecimientos), y se dejó tiempo para comenzar la grabación de los spots que habían sido proyectados en Suecia. Cada grupo de trabajo empezó de manera individual a grabar con ayuda de los teléfonos móviles, y tras el tiempo establecido, se hizo la pausa para almorzar en el instituto.


A las dos de la tarde comenzó la ruta por la ciudad; siguiendo la misma idea que en Sevilla y en Gotemburgo, dos estudiantes alemanas servían de guía en cada uno de los monumentos emblemáticos de Amberg que visitamos, explicándonos brevemente su historia. Una de ellas fue la Fenzl-Haus, un ejemplo de estilo rococó de finales del siglo XVIII, que recibe este nombre por Josef Fenzl, empresario editorial de principios del XX que compró la casa en 1908.




Luego visitamos la antigua armería del palacio electoral, cuyas alas más antiguas pertenecen al siglo XVI. El edificio dejó de ser armería a finales del siglo XVIII, y sirvió para diferentes usos en períodos posteriores, como por ejemplo establo de caballos. Fue restaurado tras un importante incendio en 1945, y en la actualidad alberga oficinas administrativas de la ciudad.




Amberg es una de las ciudades medievales mejor conservadas de Baviera. Cuenta con importantes secciones del recinto amurallado original, así como con varias de sus antiguas puertas; pudimos pasear por su entorno, donde nos hicimos muchas fotos.






Una de las joyas de la ciudad (y una de sus iconos) es el puente que comunica el Palacio Electoral con la armería por encima del río Vils. Se le conoce como Stadtbrille ("anteojos de la ciudad"), porque su forma reflejada en el río recuerda a unas gafas; en la segunda foto lo podéis apreciar, y también a algunas de nuestras chicas haciendo referencia a ello en la tercera.



Adosados al puente pudimos ver el Glockenspiel ("carillón"), compuesto por 28 campanas, que representan a los 27 barrios de la ciudad, más una campana de mayor tamaño que simboliza al municipio. Al parecer, suena todos los días a las doce del mediodía, pero llegamos tarde para escucharlo.



  También visitamos la simpática Eh-Häusl, una de las casas más pequeñas de Amberg sobre la que se cuenta una curiosa leyenda. Al parecer, en la época medieval, cualquier pareja que decidiera casarse debía tener una casa y un terreno para labranza a fin de contar con la aprobación del magistrado de la ciudad; sin su consentimiento, no se permitía el matrimonio. Una joven pareja muy pobre no contaban con una vivienda y no sabían cómo hacer para poder casarse. El novio, que era muy ingenioso, descubrió un patio estrecho entre dos propiedades cercanas al Palacio de la ciudad. Lo adquirió, construyó un muro delante y otro detrás y lo cerró con un tejado, cumpliendo así con la condición municipal, lo que permitió a la pareja contraer matrimonio.


En la actualidad, la vivienda es un hotel de lujo que solo tiene cabida para dos personas, y el bajo relieve de su puerta, labrado por el escultor local Wilhelm Manfred Raumberger, hace referencia a la leyenda.


También pasamos por una plaza donde se estaban realizando unas obras para construir un aparcamiento. Según nos contaron las chicas alemanas, se habían descubierto restos arqueológicos, y la construcción había sido interrumpida para analizarlos y evaluar su importancia; esto es algo a lo que nosotros sí estamos acostumbrados, pues en Sevilla es frecuente cada vez que se levantan las calles en el centro histórico. 




También por pasamos por el moderno edificio de la Biblioteca Municipal, donde nos fotografiamos delante de las divertidas esculturas que había en la puerta.





Visitamos entonces la iglesia de San Martín, construida en la segunda mitad del siglo XV para reemplazar la primitiva iglesia románica. Con sus 72 metros de largo, es el templo más grande de la zona norte de Baviera y posee una sobria elegancia que podéis ver en la primera fotografía; en su exterior, varias esculturas religiosa decoran la fachada, muy diferentes a las tallas a las que estamos acostumbrados.



Después del paseo turístico, los españoles fuimos a tomarnos un helado y paseamos viendo tiendas. Sobre las 17.45 nos reunimos con los alemanes que acogen a nuestros chicos porque habían reservado mesa en un restaurante para cenar todos juntos. Un cierre perfecto para una jornada de inmersión cultural en Alemania.


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