miércoles, 21 de septiembre de 2016

Decimoquinto día. Recepción en el Vittorio Emanuele y visita por Bergamo



Por fin nuestros estudiantes pudieron conocer el interior del instituto Vittorio Emanuele II, que habían visto por dentro gracias a las fotos que tomamos en la reunión de coordinadores de octubre pasado y que colgamos en el blog.

Al igual que sucedió en Suecia, hubo a las ocho de la mañana una recepción oficial en la que fuimos recibidos por el director del centro. Todos los chicos (tanto los españoles como los suecos y los alemanes) pudieron admirarse de las instalaciones, completamente diferentes a las de nuestros centros respectivos. Estábamos en un edificio histórico, uno de los institutos más antiguos de la zona, que como ya explicamos en una entrada hace unos meses, celebró en 2012 sus 150 años de historia. 




El Aula Magna fue el espacio reservado para ello, la clase más amplia del instituto, que normalmente se reserva para ocasiones especiales, presentación de trabajos o proyección de películas. El entorno dio solemnidad al acto, y se explicó también el orden del día: se dedicaría la mañana a recorrer la Città Alta de Bergamo, y por la tarde se tendría el primer workshop italiano.



Siguiendo la misma dinámica empleada en todas los recorridos anteriores, los alumnos italianos se encargaban de explicar en inglés los puntos más destacados del paseo, incidiendo en los monumentos más representativos de la ciudad.

Bergamo es una ciudad de frontera, tanto desde un punto de vista físico como político; se encuentra en el límite de la llanura padana, y al norte de la ciudad arrancan los Prealpes bergamascos. Ese contraste entre el valle y la montaña se da en la misma ciudad, que está dividida en dos zonas: la Città Alta y la Città Bassa; la primera se encuentra en la parte alta de la ciudad, sobre los montes, donde se asentó la ciudad medieval tras el primitivo núcleo romano de Bergomum. La Città Bassa, a nivel del valle, es la parte más moderna de la ciudad, que creció considerablemente durante los siglos XIX y XX, y es donde se encuentran los principales edificios públicos y administrativos de la ciudad, así como las zonas comerciales.


Decíamos que también Bergamo es una ciudad de frontera desde el punto de vista político; tras un pasado como comuna independiente, a lo largo de la historia su dominio ha sido disputado por distintos estados dada su importante posición estratégica. Estuvo controlada por el Ducado de Milán entre los siglos XIII y XV, y luego por la República de Venecia hasta finales del XVIII; fue conquistada por Napoleón y tras la desmembración de su imperio con el Congreso de Viena, quedó integrada en el Reino Lombardo-Véneto de dominación austríaca. 

Este rico pasado ha dejado su huella en la Città Alta, donde pueden rastrearse en los edificios signos de los distintos estados que han tenido relación con la ciudad. 





Para empezar el paseo, era necesario subir a la parte alta de la ciudad, y se podía hacer a pie (práctica muy saludable), o utilizando el funicular, que constituyó en sí mismo una atracción por las vistas que nos ofreció de la ciudad a medida que ascendíamos.






Una vez arriba, recorrimos la Via Gombito para alcanzar la Piazza Vecchia, que según el arquitecto Le Corbusier, es la plaza más bella de Europa, de la que no se debe tocar ni una piedra. Su belleza reside precisamente en esa mezcla de estilos dispares; la Torre Cívica, de los siglos XII-XIV junto al Palazzo de la Ragione, que alberga en su logia un reloj de sol; el Palazzo Nuovo, comenzado en el siglo XVIII y hoy en día es sede de la Biblioteca Angelo Mai, la fuente Contarini que ocupa el centro de la plaza... Como curiosidad, en el anuncio televisivo de la mozarella Galbani que vemos en España, la plaza que aparece al comienzo es precisamente la Piazza Vecchia de Bergamo.




Al otro lado de la plaza, atravesando la logia del Palazzo de la Ragione, están el Duomo, el Baptisterio y la Basílica de Santa María Maggiore con la impresionante capilla Colleoni. Nos explicaron la historia del templo, así como la de la capilla, donde reposan los restos del condotiero Bartolomeo Colleoni.





Seguimos el paseo atravesando la Cittadella, construida por la familia Visconti a mediados del s. XIV. Al otro lado nos esperaba una visita obligada, la cafetería - heladería La Marianna, un local emblemático de la ciudad que nos vino muy bien para reponer fuerzas: ahora tocaba bajar.








El descenso, a lo largo de la muralla y con unas vistas privilegiadas de la ciudad, se nos hizo menos cansado de lo esperado porque a cada momento nos deteníamos para contemplar el paisaje y la inmensidad que se extiende en el valle (además de para tomar fotos).




Tras la comida (que también tuvimos temprano) de vuelta al instituto nos reunimos en los laboratorios 2 y 3 para realizar el primer workshop, centrado en seguir trabajando un conjunto de prácticas sostenibles que ya los alumnos habían iniciado en una fase anterior del proyecto.




Daba la casualidad que el lunes María cumplía años, y le dimos la sorpresa de presentarnos con una tarta e invitar a todos los presentes a un poco de dulce, para celebrar entre todos su cumpleaños. Fue una manera muy agradable de recuperar el espíritu del "fika time" que tanto nos había gustado en Suecia. 

Así que nuestra pequeña familia Erasmus + merendó felicitando a María y deseándole los mejores deseos. ¡Feliz día!



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