Una vez reunido el grupo al completo (las estudiantes alemanas llegaron la noche del lunes), se marchó en tren con destino Córdoba. Formaban parte de la visita las estudiantes Erasmus + y todos los alumnos del centro cuyas familias se habían ofrecido alojar a los visitantes (salvo aquellos que participaron de la salida del día anterior). Era una forma de agradecerles su disposición y participación desinteresada.
El tren debía ser un elemento indispensable en nuestro viaje, como medio de transporte sostenible que nos permite además disfrutar el desplazamiento; primero se tomó el cercanías para llegar a la Estación de Santa Justa, y desde allí, el tren Avast a Córdoba, que tarda media hora escasa.
Una vez en Córdoba, no faltaron las fotos de grupo con las vistas de la ciudad al fondo. Los alumnos iban acompañados por dos profesores de nuestro centro, Javier Jiménez y Diego Soto; el primero nos regaló un magnífico vídeo con los mejores momentos del día y el segundo, cordobés de nacimiento, fue el guía perfecto para enseñar los rincones más emblemáticos de la ciudad.
Como llegaron temprano a Córdoba, empezaron la visita por el Alcázar de los Reyes Cristianos, que a primera hora estaba muy tranquilo, lo que les permitió pasear por sus jardines en paz y sin prisas.
La entrada a la Mezquita marcó uno de los momentos más emocionantes para los extranjeros, que no habían visitado nunca un monumento semejante. Según comentaron muchos de ellos, se trata de un lugar con un ambiente especial difícil de describir.
Con el almuerzo vino el descanso, y también se buscó un restaurante local para que los profesores pudieran disfrutar de la excepcional gastronomía cordobesa; los estudiantes aprovecharon también para descansar y reponer fuerzas.
La sobremesa sirvió para realizar una dinámica con los estudiantes y romper un poco el hielo entre ellos; se organizaron equipos mixtos de las distintas nacionalidades para que se conocieran mejor al tiempo que hacían fotos de las calles de la Judería; de ese modo, y por medio de una actividad lúdica, se fomentaba la interacción entre las distintos grupos de extranjeros y nuestro alumnado.
Al final de la tarde pusieron rumbo a la estación de tren para tomar el Avant de vuelta a Bellavista, tras un largo día de emociones, risas y miles de fotos.
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